Rufus the Baptist en el Cervantes (2/10/2008)

Sí estuve en el concierto de Rufus Wainwright del pasado 2 de Octubre. Lo digo porque algunos amigos me comentaron que no habían visto nada en el blog. Parece mentira, hombre. ¿A estas alturas os vais a extrañar de lo que tardo en poner las cosas por aquí?

Tengo retrasadas la entrada de Rufus, la de Jeanette, la de Manuel Alejandro,mi repaso a como quedó la chimenea de la mónica, nuevos descubrimientos sobre aquello tan traído de la 'realidad nacional', mi subida al Torrecilla, la visita la Parque de la Concepción... pero, ya saben, uno es vago y lento, y siempre suelo ir con un hatillo de cosas pendientes de hacer.
¡Si no no sería yo!

Pues sí fui al concierto.

Tercer concierto de Rufus, así que ya es casi como de la familia. Un viejo conocido.

Cuando se ve un artista varias veces no se puede evitar comparar con las anteriores ocasiones. Esta vez venía en formato el solito con su piano y su guitarra. Así fue como lo vimos la primera vez en Benicassim pero, claro, aquello era una carpa atestada de gente con muchas ganas de pasarlo bien y de disfrutar de un ídolo, tan loca como muchos de los presentes.

En este concierto del Cervantes también había mucha gente, pero estábamos sentados, a todos nos encanta (bueno, casi a todos) y muchos repetíamos, pero la media de edad era un poco mayor y la actitud más relajada, espectadora, menos loca y más pasiva. Eso sí, había un grupo de fans (todas femeninas) de treinta y tantos años o más todas guiris que parece lo acompañan por la gira... vamos, como las estrellas del rock de toda la vida! :-o

Lo que más me chocó es que en el concierto de Benicassim me pareció un interprete excepcional, tanto al piano como a la guitarra. En cambio, esta vez, me doy cuenta (fastidiosa mente analítica) que en piano algunas veces se aturulla un poco y que la guitarra la tiene más casi como capricho de niño en las manos que como instrumento. Por decirlo fino digamos que su técnica no es la más depurada. En inglés diríamos que he just strums the guitar, y es que decir en español que la aporreaba dejaría muy fea la crónica.

Pero la diferencia de Rufus, su marca (su beauty mark) y lo que lo hace único es su VOZ.
Y oh, que voz!

Cierto que empezó un poco demasiado esforzado: Tocar la segunda del concierto Vibrate tiene bemoles. Debe ser de las canciones más difíciles que canta. Pero superó la prueba (con sonrisa incluida) y fue mejorando con el concierto.

Como estaba él solito se podía permitir el gusto de repartir su charm tal cual le venía en gana y de alterar el guión a su gusto. Al menos eso dijo, porque yo creo que se ajustó al setlist, ya que en ningún momento preguntó que qué queríamos oir.

De tocar tocó todos sus clásicos. Gustazo escuchar The Art Teacher, Going to a Town (dedicada a Sarah Palin de coña), Gay Messiah, Grey Gardens, Cigarettes and Chocolate Milk... y la maravillosa Poses, con la que terminó el concierto.

(Sip, se ve muy mal, pero con lo que tengo y la policía del Cervantes es lo que hay :-p)

Lo mejor era tenerlo tan cerca. Podíamos apreciar sus risas con sus equivocaciones, sus guiños hacia cualquiera que le decía algo, sus bromas de las que es el primero en reirse, es decir, de nuevo volví a sentir lo del concierto entre amigos de la primera vez. No tan espectacular como la segunda pero sí muy hablador.

Y él tan guapo y tan simpático como siempre, aunque esta vez sin madre, ni hermana, ni novio. Un poquito solo. Un poquito demasiado ajustado al guión.
Todo correcto, pero me habría gustado algo que se hubiera salido un poquito más de lo normal...

(Esta foto que se ve bien es, obviamente, cortesía de La Opinión de Málaga)