Las dos caras de la moneda: Destroyer Y Manyfingers (28/02/2007)

Pues no sé si fue intencionado o no pero el pasado miercoles 28/02 fui a un concierto que eran 2 y que, al final, resultaron de lo más opuesto que se puede uno imaginar.

El concierto era oficialmente de Manyfingers y actuó como artista invitado (resulta que eso quería decir telonero) Daniel Bejar, más conocido como Destroyer.
Aunque no es muy conocido por aquí este Destroyer es una figura bastante de culto en el mundo del indie, más en el extranjero que por aquí.
Y os preguntaréis que por qué en el extranjero. Resulta que Daniel Bejar es canadiense, de la amplísima cantera de nuevos grupos interesantes que vienen de Canadá. Y no sólo canta como Destroyer, sino que también está en otro grupo de esos que también molan: The New Pornographers.
¿Y eso de Daniel Bejar? ¿De dónde sale? Ese nombre tan español viene de que su padre es un cordobés emigrado a aquel lado del mundo.
¿Y que hace un canadiense cordobés tocando por Málaga?
Pues porque resulta que este chico tan internacional lleva una temporadita viviendo en Málaga por esas cosas del amor :-)
Así que de sorpresa se apuntó al concierto de Manyfingers y nos enseñó una cara de la moneda.

Daniel Bejar, sobre todo en solitario, hace una especie de folk con canciones laaaargas y un estilo vocal muy muy peculiar. Si el estilo de Bob Dylan os parece peculiar (lo es, admitidlo) este no le anda a la zaga. Así, las primeras veces que se oye es lo que más choca, pero cuando te acostumbras le coges el gustillo. Pero este hombre tiene un arma secreta. En sus canciones suele incluir unos Lalara Lará lará de lo más encantadores. O unos Paparapa papaaaa que hacen que se te ericen los vellillos y te entren ganas de cantar y pegar saltos. Y así fue el concierto.

Para empezar no reconocía ni una canción y es que se dedicó a soltar canciones recién compuestas en su estancia malagueña, en Capuchinos para más señas. Las claves, canciones sencillas, acústicas, cantadas con pasión y su peculiar voz. Y sólo al final se permitió cantar alguna más conocida
Mu bonito, sí señor
Un concierto cortito, pero mu bonito y sencillo

Y para enseñarnos la otra cara de la moneda salió Manyfingers.
Manyfingers es un chico (Chris Cole lo llaman en su casa) que también toca solo, pero en el escenario había una batería, un teclado y se adivinaban un par de instrumentos más en la mesa. Para completar salió con una guitarra y una botella de whisky.(Ojo, también toca el chelo, pero parece que se lo dejó en casa).

¿Cuál es el truco de Manyfingers? Si Daniel Bejar era todo sencillez este es todo complejidad.
Su método de trabajo (y composición) es grabar una base, sea un par de acordes o un arpegio tocados con la guitarra o el teclado, repetirlos en un loop de 4x4 y empezar a poner instrumentos y capas una encima de otra. Este hombre es un rey del copy&paste, un amo del ritmo, y está claro que tiene una visión clarísima de lo que quiere hacer. Su música es como una lasaña con capa encima de capa. Prolonga las canciones hasta los 15 minutos y lo que hace lo hace muy bien pero tiene un par de problemas:
Primero que al tomar una base inicial tan sencilla el resultado es monótono y un poco pesado.
Y segundo que al querer hacerlo todo solo se estresa mucho. Mucho no, muchísimo.
El hombre es un manojo de nervios. Lo estás viendo y lo pasas mal con él. Va constantemente del teclado a la batería, saca la guitarra la enchufa, toca cuatro notas, coge unas maracas, las agita, saca un triángulo lo toca, vuelve al teclado, mete un ritmo electronico, coge una flauta, tira las baquetas, se le cae el taburete, toca las palmas.... y todo sin parar, sin relajarse, dandole buches a la botella de whisky y con una cara de desesperación que te hace intentar animarle dentro de su desesperación.

Como digo no es mi estilillo pero lo pasaba tan mal que cada vez lo aplaudía más fuerte. Y lo malo es que el hombre ni siquiera disfruta. Contaba que lo pasa muy mal en el directo, que lamentaba equivocarse, que estaba muy nervioso, que por eso bebía,... Así que ni los aplausos ni los animos de la gente consiguieron hacerle sentirse mejor.

Incluso habiendo tenido que salir a hacer un bis por los aplausos del respetable, el pobre hombre terminó amargado, llorando sus fucks y profundamente cabreado.

Una pena porque lo que quiere hacer es tremendamente ambicioso (demasiado).
Pero, entre nosotros, si lo que hace no le sirve para disfrutar tampoco debe ser tan bueno, ¿No?