Noches de Terral - La noche indie-rara

La noche indie electrónica como la llamaban resultó ser más bien la noche rara.
Rara por la mezcla de estilos, rara por el comportamiento del público, rara por los obstáculos que tuvieron que soportar los músicos y rara por terminar con un dj de moda de esos que no me dicen nada.

El primero fue Andrew Bird que salió entre el despiste, el desconocimiento y el pasotismo del público. Como conté por aquí en su concierto desprendía soledad y no por tocar solo si no por el abandono del público. Fue una clara muestra de que este Terral no estaba bien planteado. Quizás deberían haber llegado a una solución mixta: algunos conciertos en el Cervantes y otros en el Peñón del Cuervo. Pero así fue el concierto y así terminó el pobre Andrew sin ni siquiera tocar su último 'éxito' porque el público ni pidió bises.

Y es que la mayoría de la gente venía a ver a Fischerspooner. Este dúo de electro-clash (toma palabro) ya vinieron hace un par de años y, por lo que parece, tuvieron bastante éxito. Me habían hablado de sus trajes, del espectáculo así que estaba un poco entre curioso y expectante.

Y cuando salió el cantante con esa capa y velo negro y ese ¿cubo de hielo? en la cabeza he de reconocer que me quedé un poco sorprendido dudando entre si lo que veía era serio o era broma. Esa sorpresa se transformó en abridera de boca cuando aparecieron 3 bailarinas acompañando (creía yo) ese tema.

Y la sorpresa se completó cuando en el siguiente tema los músicos abandonaron los instrumentos y al son de un alucinante playback empezaron a bailar el baile robot!!!

Esto no era un concierto! Era un cachondeo, pero un cachondeo de lo más divertido!!! :-)
Bienvenido Pedro al mundo de las performance y enhorabuena por aceptar disfrutarlas.

A medida que avanzó el concierto, con la gente entregada, confesaron que los trajes que veíamos no eran los buenos. Habían perdido el equipaje y habían tenido que improvisar con lo primero que pillaron (me gustaría ver la habitación del hotel para ver si seguían quedando cortinas después de su paso por allí ;-)).

La verdad es que me lo pasé pipa. Fue una forma distinta de ver y entender la música. Musicalmente sonaban a una mezcla del cantante de Pet Shop Boys con unos ritmos más rock ejecutados con maquinal exactitud por un bajista y un batería de lo más entregados y adornados por un guitarrista detallista que no abusivo, más el consabido playback que nadie sabía de donde salía ;-)

El momento del concierto fue, sin duda, el Dance, Dance, Dance Motherfuckers que gritó el cantante desgañitándose desde lo alto del un altavoz que temblaba más que nosotros al verlo. Todo un mensaje y todo un concierto (o performance o como se llame :-p)