Ensayo sobre la comedia

A Lars von Trier le gusta ser la estrella. Incluso cuando se inventó la regla del dogma que decía que no debía aparecer el nombre del director, él deseaba que se supiera que aquello era obra suya. Y como le gusta ser la estrella hace lo que sea posible para que se note: define dogmas en el rodaje, impone reglas y tortura a un director, rueda un musical atípico y trágico, monta 'teatro' filmado sin escenarios...

En esta última peli que nos presenta, 'El jefe de todo esto', Lars se ha propuesto hacer una comedia según las reglas de la comedia y además contarnos estas reglas. Ya en la primera escena aparece la cámara reflejada en un cristal mientras él va contando los primeros ingredientes de lo que debe ser una comedia. Para que se note y se sepa que está ahí, por encima de todo. El jefe de todo eso.

Pero lo bueno es que aparte de presencia del director en la peli, aparte de la técnica de rodaje (con ese invento del automavision que deja que la cámara seleccione el encuadre automático para la toma (¿?)), a parte de que el humor danés es un poco raro y estamos más acostumbrados a ver penitas de esta gente que alegrías, aparte de los fallos de continuidad ¿forzados?, a pesar de esos lookeys que mete en la peli (supuestas pistas para participar en un concurso), la cosa es que la peli funciona, y te ríes bastante. Te ríes con los personajes, te ríes con las situaciones, te ríes viendo como el director maneja los típicos engranajes de la comedia, que estás harto de ver pero que a veces no reconoces.

La peli, como comedia clásica que quiere ser, es una imitación de las de billy wilder, con su carga crítica implícita y explícita y además introduce el juego del teatro dentro del teatro de la vida, eso tan calderoniano y shakesperiano.

Por si no lo sabéis el argumento va de un actor que es contratado para hacerse pasar por el director de una empresa en la que el auténtico director se hace pasar por un empleado más, es decir, una peli de enredos, lios y equivocaciones (pero a la danesa).

Viéndola, eso era lo que más me hacía pensar. Cómo sería esa peli si no fuera danesa:

Podría ser francesa y sería mucho más vodevilera y divertida. Saldría Daniel Auteuil y tendría diálogos llenos de dobles sentidos.

Podría ser un Woody Allen, y el propio Woody haría de oficinista de la empresa. Y nos reiríamos muchísimo más.

Podría ser inglesa y la historia se volcaría en el lado social. Los personajes serían más normales, beberían cerveza y hablarían de futbol y no tendrían regaderas de ikea de adorno en la oficina.

Y si tiene éxito y a algún productor americano le gusta será americana y Robin Williams hará del director... que no podía ser más parecido el actor danés elegido.

En resumen, una peli entretenida y en la que, a pesar de ser actores que siempre lo pasa muy mal, esta vez nos hacen reir.