His name is Patrick... and he is Alive!

Que alegría me llevé el pasado martes al llegar al concierto de Patrick Wolf y ver que el Cervantes estaba bastante lleno. Me sorprendió, porque unas semanas antes todo apuntaba a que ibamos a estar en familia, pero no sé cómo la noticia se difundió y fuimos bastantes los que disfrutamos el concierto. Y digo disfrutar porque este era uno para disfrutarlo.

La pinta de Patrick en el escenario es de las que rompen. Si me recordara a algo sería a los nuevos románticos ochenteros, claro que con menos brillantina y purpurina. Lo suyo es más hippy, más de zíngaro de esos que te puede echar un embrujo si lo disgustas. Más de vaqueros rotos y camisetas deshilachadas y todo hecho a mano en sus ratos libres. Tan hippioso venía que hasta el arco del violín parecía que tenía melena de tantas cerdas que llevaba sueltas.

Pero fue cuando salió y lo vi descalzo, tan saltarín y pizpireto, corriendo de un lado a otro del escenario, tirándose por los suelos, jugando a posar como una estrella cuando me di cuenta de a quien me recordaba realmente. Patrick Wolf es Peter Pan, es un duende, es un niño grande y cuando está en el escenario se dedica a perseguir a su sombra, a tocarle baladas a su campanilla y a buscar a su madre, que es lo que siempre echará de menos.

Sí, sé que esto es una paranoia, pero es lo que se me vino a la cabeza cuando lo vi.

El resto muy bien. Venía con su violín, su ukelele, su piano y además traía como grupo a una violinista, un contrabajo, un batería y un cuarto miembro al ordenador, ruiditos, samplers y demás (¿tiene nombre ese instrumentista?). Y que bien sonaron todos en directo, que chula la mezcla de la acústica clásica con los efectos de ordenador.

En el concierto alternó las más poppys con las más dramáticas, las bailables con las profundas y aunque fue muy cortito (hora y veinte) le dio tiempo a abarcar la mayoría de sus palos. Desde el que será uno de los mejores singles pop del año (The Magic Position) hasta su impresionante Tristan, pero con la que más se emocionó el Cervantes fue con Accidents & Emergency, canción que arrastra.

Después del concierto algunos comprobamos que los niños sufren pataletas, tengan los años que tengan, y se nos quedó un poco cara de tontos, pero ... Y lo bien que nos lo habíamos pasado en el concierto!

Como diría el poeta, don't forget the songs...