AVenturas en el AV

¿Han soñado alguna vez que llegan a un evento (concierto, acontecimiento deportivo, etc) que esperan ansiosos y al llegar a la puerta comprueban que se han equivocado de entrada?

¿No?

Pues yo tampoco, ¡quién puede soñar esas cosas!, pero eso mismito es lo que me pasó el otro día en el segundo día del AV Cervantes, el festival más bizarre (perdonadme el palabro, pero me encanta lo de que signifique raro en inglés y valiente en español) a este lado del Guadalmedina.

Al primer día no pude asistir por lo de siempre... circunstancias laborales, pero del segundo día tenía bastantes ganas de The Sea and Cake y curiosidad por Chin Up Chin Up. A los Southerly ni los había encontrado en la mula :-o.

Y pasó lo que pasó. Llegar con el tiempo justo para entrar, buscar el sitio y sentarse y encontrar de pronto que había cogido la entrada de Rufus en lugar de la correspondiente al AV. Lo que se me pasó por la mente no puede ser transcrito aquí, ya que ofendería a las mentes más sensibles, pero podéis haceros una idea. Y aunque suponía que llorándole un poco a la de la entrada (y considerando la suponible escasez de público) nos podrían dejar entrar, decidimos lanzarnos a un sprint loco en busca de las entradas.

Y vaya!, no recordaba que se me daba tan bien la marcha. Ese meneo acompasado de culillo puede conseguir una velocidad bastante aceptable. Unos cinco minutos hasta llegar al coche y después un conducir con espíritu palmillero que nos hizo ponernos en la casa en un plis plas.

Conclusión: que del pobre Southerly sólo pudimos ver unas 5 o 6 canciones. Tiene tres caras este chico. Una acústica y solitaria, cercana al country (o eso que llaman Americana) con un aceptable dominio de la guitarra y otro más noise acompañado del grupo en el cual al ruido guitarrero acompañaban gritos salidos de lo más profundo. Naturalmente esta cara me molaba más.

Pero además tenía otra cara mucho menos musical que era la alcohólica. Si no se había tomado una botella de tequila habrían sido dos, o es que el té no se lo prepararon con agua sino con algo más espirituoso (otro palabro con doble sentido). Tan alterado estaba que se equivocaba en las canciones y se partía de risa, algo divertido la primera vez pero un poco sonrojante para un 'profesional'.

Así pasó Southerly y comenzaron a prepararse The Sea and Cake.

Salieron a escena unos señores mayores, de traje y corbata, que empezaron a preparar los instrumentos. Y yo me preguntaba quiénes serían, ya que aunque sabía que el grupo era maduro no me esperaba tanto. Pues efectivamente era el grupo.2 guitarristas elegantemente trajeados, un bajista gordote y con melenas al que más le pegaba una harley y una chupa de cuero y un batería bastante más informal que también venía hoy con Tortoise.

Cuando comenzaron a sonar me asustó el que no consiguieran el sonido que tanto me había gustado en los discos, pero a partir de la segunda o tercera canción pude disfrutar de esas guitarras coloridas, llenas de detalles que elevan el ánimo, de lo más pop a veces y otras bastante más innovadoras.

Había leído que este era un grupo post-rock y, como siempre, comprobé que no hay que hacer caso a lo que se escribe por ahí (ni a mi tenéis que hacerme caso). Esto era un grupo de pop, con armonías deliciosas. Se me venían a la cabeza las voces de the Go Betweens o las preciosidades de American Music Club. Incluso algunas guitarras me recordaban a 10000 Maniacs. Sé que estas comparaciones se salen de lo normal, pero es a lo que me sonaban.

Conclusión, una preciosidad de concierto, una alegría, una gozada. Cada vez aplaudía con más fuerzas y cada vez tenía más ganas de que no se acabara.

El único pero, el que al bajista, al que se veía virtuoso, apenas lo pude escuchar, no sé si por un problema de volumen o de que mi oido está en retirada.... :-o

Y Chin Up Chin Up, como es habitúal en este festival, se cayeron del cartel. :-(

Aquí se acababa en teoría mi AV de este año, pero la fortuna SUReña me regaló 4 entraditas, una para Janner, otra para mi y otras 2 que terminaron en manos del Sr Salme y Comosellame.

Estaba un poco inquieto ya que no sabía si las extravagancias sonoras del festival serían del agrado de estos invitados pero el desarrollo de los acontecimientos se tornó de lo más sorprendente...

Primero Ultre (o algo así). Dice una canción que mejor callar si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, así que debería no escribir en este caso... pero dejémoslo en que era un chico que hace una música experimental, con su instrumento experimental (un arco con un 'cubo' en lo alto que se toca como un chelo y un instrumento de percusión), mientras se mostraban imágenes experimentales de fondo...Todo muy experimental, a la vieja usanza de ese programa llamado Metropolis. Bien si dura un ratito, pero un poco pesado cuando pasa de los 40 minutos.

De segundo teníamos Fridge, un grupo inglés que si hacen post-rock tal y como yo entiendo el término, es decir, canciones que se salen de la estructura normal del verso estribillo-verso -estribillo-puente-estribillo-reprise.Generalmente los post-rockeros terminan cayendo en otra estructura que es la empiezaflojitosubequetesubeestruendaunpocoyterminaflojitotravez, pero la verdad es que me gusta ese tipo de grupos. Además era curioso comprobar como al bajista se le veía bastante lider del grupo.

Y para terminar llegó la sorpresa del festival, y seguramente del año.

Salió a escena un señor mezcla de Michael Moore y Santiago Segura y empezó a montar una mesa llena de cacharros: tubos, bombillas, un ordenador, un pedal y todo a la sombra de una calavera puesta en lo alto de un palo...

Me recordaba un poco al laboratorio de Pep Bou, aquel 'mago' que hacía pompas de jabón y las llenaba de humo.

Y el tal señor, que era Dan Deacon, empezó a hablar con las luces encendidas y la mitad del público fuera tomando el aire y empezó a contar que su espéctaculo como mejor se veía era desde el mismo escenario y que quien quisiera que subiera a verlo, bailar y disfrutar del mismo.

Automáticamente se levantaron 2 de los que pensé que podrían ser ganchos.

Y empezó la fiesta.

Dan Deacon hace una especie de rock and roll acelarado, 'tocado' con instrumentos electrónicos (a la Devo) y lleno de detalles y efectos de la más clásica ciencia ficción. Sonidos robóticos mientra él canta (o algo así) encima de la música con la voz distorsionada. Y mientras todo eso se desarrolla a la máxima velocidad se dedica a apagar y encender bombillas o a dejar la sala a oscuras mientras la calavera de lo alto del palo parpadea con una luz verde fluorescente.

A que lo que he dicho parece una locura?! Pues eso mismo es lo que sentíamos. Pero nos contagiamos de esa locura y un deseo de salir a bailar se apoderó de nosotros, empezamos a picarnos mutuamente hasta que conseguí vencer mi habitual corte y salimos al escenario.

Y EMPEZÓ LA FIESTA!!!

Arriba todo era distinto. El tiempo era distinto, la luz era distinta! Arriba se estaba en otro mundo! Arriba el Cervantes estaba a nuestros pies y éramos una tribu electrónica unida por la música de nuestro gurú Dan Deacon. Arriba la gente hacía el loco o bailaba el baile-robot. Saltábamos, gritábamos, aullábamos, y de los 6 o 7 que éramos un contagio general por la sala hizo que crecieramos hasta unos 40 o 50.

Y todo fue una flipada. No me imaginaba de ninguna forma que me lo fuera a pasar tan bien :-) Y además aproveché la oportunidad de subir al escenario del Cervantes, que a ver cuando puede repetirse ;-)

(Sólo arriba se podía entender este concierto)

Conclusión: Que la fiesta de Dan Deacon fue la sorpresa del año y que como no quería perder ese momento con un concierto posterior que seguramente no me gustaría igual, decidimos irnos y quedarnos con ese sabor de boca.

Así que después después de las críticas a lo arriesgado del festival el AV se saldó con 2 momentos que no voy a olvidar: el conciertazo de The Sea and Cake y la fiesta de Dan Deacon.

Una gozada :-)