Ser Padres: Mis Padres
Ya tengo las puertas abiertas de la nueva etapa de mi vida. En un par de meses además de ser hijo me transformaré en padre y muchas cosas empezarán a quedar como recuerdos, que poco a poco se irán transformando en batallitas de abuelo.
Otro de los efectos mágicos del embarazo es como ha cambiado el punto de vista desde el que veo a mis padres. De pronto empiezo a imaginármelos en las mismas situaciones en las que nos hallamos. Empiezo a pensar como treintaytantos años después compartimos emociones, miedos, dudas, preguntas, secretos, alegrías, ilusiones. De pronto los veo más cercanos, más amigos, más colegas.
Todo el seguir la evolución del embarazo, las sensaciones, los primeros latidos (entonces no había tanta eco), la barriga de mi madre, mis primeras patadas. Veo como la historia se repite y no me queda duda de que los sentimientos también.
Imagino su ilusión. Creo que casi la recuerdo. Y ahora la vivimos nosotros.Estoy teniendo conversaciones con ellos que nunca habría imaginado. Y veo cómo se las tenían que apañar, cómo hay que aprender a improvisar cuando algo tan nuevo y tan milagroso pasa en tu vida.
Me imagino a mi madre embarazada. Sólo la vi una vez (desde fuera, cuando mi hermanita) y no creo recordarla. Todo lo que está pasando Ana lo pasaba ella. Todas las incertidumbres, las incomodidades, pero sobre todo el sentir algo vivo, ese eterno misterio, lo sentía ella también.
Y a pesar de que haya más o menos cursos ahora que entonces. A pesar de que las dos hayan tenido sobrinos y niños chicos en casa, el primer embarazo debe ser una sensación única que no se puede contar. Una sorpresa detrás de otra, una preocupación continua por el chiquitín que está en tu barriga. Pero más que la preocupación lo importante son lo momentos de hablarle, y de mimarle, y de acariciarle, y de sentir como responde a tu voz que seguro que es su música favorita.
Y me doy cuenta de lo que me voy pareciendo a mi padre. No tengo su labia, ni su saber estar social. No tengo su facilidad para relacionarse, ni conozco a tantos millones de personas por metro cuadrado como él, pero poco a poco me veo más en él.
Hay cambios físicos que me acercan, pero son más los detalles, son más esas pequeñas querencias. Me gusta pensar que sonrío como él. No sé si será verdad, pero me gusta pensarlo. Me gusta ver que mis gustos se acercan, dando mis propias vueltas, a algunos de los suyos y que, lo más importante, a los dos, lo que nos gusta, nos gusta con la misma pasión.
Seguro que también se comía el coco mientras yo iba creciendo. Tengo pruebas. Uno de mis tesoros de niño. Un texto que escribió contando mi nacimiento... Dios, que recuerdos! :'-)
Cuando yo nací mis padres tenía 30 y 29 29 y 28 años (ups!, perdón papis :-o). Cuando nazca Esteban tendré 37. Son otros tiempos que se mueven a un ritmo extraño. Espero que mi eterno complejo de Peter Pan sirva para compensar esos años de más y que pueda jugar todo lo que pueda con él. Tengo tantas ganas de verle reír que esa luz es capaz de deslumbrar cualquier otra oscuridad.
Puede que estas cosas después no las diga en palabra, pero siento como si se hubiera cerrado un nuevo lazo con mis padres que nos une más aun. Y me gusta.
Etiquetas: Esteban, YoMeMiConmigo
3 Comments:
Pedri, no debería haber leído esto en la oficina...casi me pongo a llorar como una magdalena. Yo, como futura tita, también estoy llena de emociones con la llegada de vuestro Esteban, ¡qué poquito queda ya para tener a mi sobri en brazos!! ¡¡qué ganitas tengo!!
NBSS
Gracias La Chica.
Lo ves como te iba a emocionar esta entrada :-)
NBSS
Me alegra ver la ilusión con la que espera usted a su hijo Sr. finch_, es el primer paso para lograr cuidarlo y educarlo como seguro se merece.
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