La increible carrera de los virus descarriados

Y al final todo se resume en eso: en una serie de virus, o pequeñas cadenas de arn o adn que luchan por duplicarse, por preservarse, por extenderse, por asegurarse. Y usan técnicas de lucha, de camuflaje, de supervivencia, de desarrollo.
Se defienden, se disfrazan, se multiplican. Se mezclan para asegurar la salvación del mayor número de cadenas de su origen, sabiendo que la repetición mutada acabaría con su esencia inicial.
Unas cadenas que se repiten sin o con razón, con o sin sentido, pero lo hacen desde hace miles de millones de años y aún lo siguen haciendo en todos los seres vivos de nuestro planeta y quien sabe donde mas.
Posiblemente en más sitios de nuestro sistema solar.
¿Semillas de vida?
¿Semillas plantadas por otra mano?
¿Producto del azar?
¿Azar asegurado?
Eso tampoco lo sabremos, pero esa lucha ha dado lugar a la mayor variedad, a las mayores sorpresas, a aventuras y desventuras, a accidentes como la inteligencia, el amor, la locura, el alma, la eternidad.
Todo: una lucha por la supervivencia.
Todo: armas para alcanzar la eternidad, o el eterno retorno, o el karma o la reencarnación.

Seguirán viéndose por los siglos. Su capacidad de supervivencia está muy por encima del disfraz conveniente a cualquier época pasajera.